Nunca hay un producto fracasado, solo una mala campaña de marketing.
Esto, bajo mi punto de vista, es un breve resumen acerca de las estrategias de marketing en cualquier compañia con productos en el mercado.
La razón de esta idea radica en que las empresas, al crear nuevos productos, han de crear en el consumidor la necesidad del producto, pese a que este no entraba en sus planes. Da igual si un producto es mejor o peor, siempre que detrás de él estén grandes figuras del mundo del deporte, politica, televisión etc, prestando su imagen y creando en el potencial consumidor la necesidad de cuando menos probar ese producto.
En el caso de productos nocivos para la salud (tabaco, alcohol...), las campañas de marketing nunca se fijan en las negativas consecuencias del consumo de dichos productos, sino en la gran satisfacción que nos producen pese a sus efectos. Esta mentira piadosa es la que hace que un producto que en apariencia debería ser rechazado por la sociedad sea consumido alegremente.
Pues bien, es en estos casos donde las empresas desarrollan una estrategia de autodefensa contra aquellos cuya única intención es prevenir a la gente de que no es tan bonito todo, y de que existen secuelas para aquél que consuma esos productos.
Las empresas, ante la necesidad de protegerse de estas campañas contrarias a sus propósitos, invierten unas cantidades de su presupuesto en la creación y contratación de personal que se encargue de difuminar todo esto, de limpiar la imagen de la compañía y en otras palabras más llanas, de escurrir el bulto.
Un vistazo a la película propuesta relata a la perfección la estrategia de estos departamentos, cuya misión es atacar a los que atacan, no mantener nunca una posición a la defensiva que diera a entender que da la razón, sino desvaratar los planes e incluso aprovecharse para aumentar su popularidad.
Las relaciones públicas en las empresas cada día cobran más importancia. Como dijimos antes, un producto no es malo, solo el marketing lo es, y en este caso, las relaciones públicas se encargan de mostrar su lado más cercano al consumidor escuchando sus demandas y quejas y transformándolas en buenas palabras de futuro que contribuyan a continuar obteniendo beneficios.
En mi opinión, el cliente sufre un lavado de cerebro por culpa de una mala gestión de los medios de comunicación, y al final, lo malo acaba siendo bueno solo porque unos pocos consiguieron engañar a la mayoria.
Esto, bajo mi punto de vista, es un breve resumen acerca de las estrategias de marketing en cualquier compañia con productos en el mercado.
La razón de esta idea radica en que las empresas, al crear nuevos productos, han de crear en el consumidor la necesidad del producto, pese a que este no entraba en sus planes. Da igual si un producto es mejor o peor, siempre que detrás de él estén grandes figuras del mundo del deporte, politica, televisión etc, prestando su imagen y creando en el potencial consumidor la necesidad de cuando menos probar ese producto.
En el caso de productos nocivos para la salud (tabaco, alcohol...), las campañas de marketing nunca se fijan en las negativas consecuencias del consumo de dichos productos, sino en la gran satisfacción que nos producen pese a sus efectos. Esta mentira piadosa es la que hace que un producto que en apariencia debería ser rechazado por la sociedad sea consumido alegremente.
Pues bien, es en estos casos donde las empresas desarrollan una estrategia de autodefensa contra aquellos cuya única intención es prevenir a la gente de que no es tan bonito todo, y de que existen secuelas para aquél que consuma esos productos.
Las empresas, ante la necesidad de protegerse de estas campañas contrarias a sus propósitos, invierten unas cantidades de su presupuesto en la creación y contratación de personal que se encargue de difuminar todo esto, de limpiar la imagen de la compañía y en otras palabras más llanas, de escurrir el bulto.
Un vistazo a la película propuesta relata a la perfección la estrategia de estos departamentos, cuya misión es atacar a los que atacan, no mantener nunca una posición a la defensiva que diera a entender que da la razón, sino desvaratar los planes e incluso aprovecharse para aumentar su popularidad.
Las relaciones públicas en las empresas cada día cobran más importancia. Como dijimos antes, un producto no es malo, solo el marketing lo es, y en este caso, las relaciones públicas se encargan de mostrar su lado más cercano al consumidor escuchando sus demandas y quejas y transformándolas en buenas palabras de futuro que contribuyan a continuar obteniendo beneficios.
En mi opinión, el cliente sufre un lavado de cerebro por culpa de una mala gestión de los medios de comunicación, y al final, lo malo acaba siendo bueno solo porque unos pocos consiguieron engañar a la mayoria.